Había una vez en un lejano paraíso,
Cuatro hermosas niñas, guerreras sin aviso.
Valientes, dulces y luchadoras sin igual,
Estrellas que brillaban con un resplandor especial.
La primera era Ises, princesa estrella de dulzura,
Con su risa y su magia, traía alegría y ternura.
Iluminaba el mundo con su luz y su paz,
Esparciendo felicidad en cada rincón, sin jamás fallar.
Alec, la hermosa princesa de voz melodiosa,
Con su gran corazón, hacía la vida hermosa.
Enfrentaba cada guerra con valor y entereza,
Disfrutando de la vida, superando cualquier tristeza.
Yuli, estrella princesa azul de sabiduría y luz,
Guiaba a las personas hacia metas, cumpliendo su cruz.
Nunca bajaba las alas, siempre volaba alto,
Mostrando el camino, iluminando cualquier recato.
Judith, la princesa estrella fantasma y firme,
Enseñaba que la vida es dura, pero no hay que rendirse.
Luchaba por sus sueños, sin abandonar la partida,
Volando en las tormentas, siempre enardecida.
Estas cuatro estrellas compartían todo en unión,
Demostrando al mundo que el verdadero corazón,
Se construye con lealtad, amor y armonía,
Superando cualquier obstáculo, iluminando cada día.
Caminaban juntas, tomadas de la mano,
Enfrentando mareas y tempestades sin engaño.
Nada podía derribar su amistad, su lazo fuerte,
Hechas de valor, de amor y mucha suerte.
Sonreían al mundo, ocultando sus dolores,
Guardando sus sentimientos como tesoros mayores.
Eran estrellas en la oscuridad, sin ser descubiertas,
Protegiendo su esencia, fuertes y cubiertas.
Valientes guerreras, de paz y armonía,
Con esperanza y fortaleza, enfrentaban cada día.
Unidas en su camino, compartiendo su andar,
Cuatro estrellas que juntas, nunca dejarían de brillar.
Judith farías
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